Anatomía de una foto: 'The Horse Whisperer', de Rebeca Cygnus

Anatomía de una foto: 'The Horse Whisperer', de Rebeca Cygnus
10 comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail

Para esta ocasión en Anatomía de una foto nos dejamos llevar por la poesía visual de esta estupenda fotografía de Rebeca Cygnus. Una bella imagen titulada 'The Horse Whisperer' que ha compartido recientemente en nuestro grupo de Flickr y que nos ha cautivado.

Se trata de una imagen bella formalmente, todo en ella funciona en armonía: los colores, la luz en clave baja, el gesto,...

Pero hay algo más. No solo es una fotografía que funciona en lo estético, sino que también consigue transmitir emoción. El gesto del animal y de la propia protagonista lo consiguen con fuerza. Es como si fuera una despedida o en encuentro especial y cuya emotividad se ha sabido transmitir con gran acierto. La luz, la composición y el color completan el efecto, añadiendo además algo de misterio y, sobre todo, sentimiento. Una imagen con gran fuerza que invita a seguir mirándola y dejarse llevar por su poesía.

Y como gran fotografía, además nos interesaba conocer cómo se había realizado, en los técnico y cómo se había planteado para alcanzar un resultado tan acertado. Así que nos hemos puesto en contacto con la joven y prometedora Rebeca Cygnus para que nos lo contara.

Datos EXIF

Cámara: Canon EOS 5D Mark II Objetivo: Canon 50 mm 1.4 Abertura: f/5.6 Exposición: 1/800 s Sensibilidad: ISO 500 Fecha: 20/3/2014 Localización: Una granja en San Sebastián de los Reyes.

Ya además de los datos técnicos, Rebeca nos desvela valiosos e interesantes detalles de la toma:

Me interesaba sobre todo centrarme en la emoción, en la relación que estábamos estableciendo el caballo y yo, por lo que coloqué la apertura bastante abierta para crear gran desenfoque con el fondo. Esperé hasta la última hora de la tarde para conseguir una gama de azules verdosos que suelo utilizar en la mayoría de mis fotografías para darle un aire mas cinematográfico e introducirlo en un ambiente más misterioso. Fue difícil capturar el momento puesto que al tratarse de autorretrato no veía lo que había en cámara por lo que más o menos calculé la altura donde poner la cámara para que no cortase la cabeza del caballo aunque la levantara mucho e intenté mantener al animal en el punto de foco. Utilicé enfoque automático puesto que el animal estaba moviéndose continuamente y no había forma de mantenerlo en el mismo sitio. Cada dos por tres iba a ver la exposición puesto que la tarde va cayendo progresivamente y cada minuto es un minuto menos de luz. No me importaba subir mas la sensibilidad a medida que avanzaba la noche puesto que en mis fotografías busco crear ese ambiente más que la perfección fotográfica en cuanto a técnica. Y lo último que quería sacrificar era la apertura y la velocidad de obturación. Lo necesitaba todo congelado y con diferencia de desenfoque entre nosotros y el fondo de la imagen. El jueves hizo perfecto para lo que quería representar puesto que había nubes bastante densas al fondo tapando el sol y haciendo de filtro difusor. Maravillas de la naturaleza. Esto me permitió un postprocesado muchísimo mas fácil, ni siquiera necesité tomar dos exposiciones (el cielo y nosotros), directamente en cámara todo salió unificado por lo que sólo tenía que modificar la exposición y los colores en conjunto a mi gusto. Me gusta trabajar con esa luz porque luego en postproducción es mas fácil modificar los colores a mi gusto si lo veo necesario. Tomé una fotografía del cielo para unirla a mi frame principal para hacer la fotografía más grande y poderla imprimir luego en un tamaño mayor.

La postproducción

Rebeca detalla también este proceso final:

En cuanto a postproducción me centré en dar protagonismo al caballo y a mi, diferenciándolos del fondo dando cierto dramatismo poético. Es lo que me interesaba para hacer más visible esa magia que ya salió en cámara previamente. Y en cuanto a otros datos mas allá del dia del shooting, pues encontré la granja cuando hacía otra sesión en el campo y a lo lejos visualicé la granja y me animé a preguntarle al dueño. Hice una sesión previa un domingo que no salió bien puesto que no tenia experiencia con los caballos y otra segunda el jueves siguiente con la que conseguí entablar un poco más de juego con el caballo. Me concentré al máximo en la escena puesto que esa sería la clave para que se produjese lo que yo considero una buena fotografía. Alquilé el vestido en una empresa de alquiler de vestuario de películas llamado PERIS C.O, lo veía necesario. Necesitaba un atuendo beige, ni blanco ni excesivamente moderno y largo. Encontré justo el que necesitaba, un beige con aspecto "sucio" y largo para darle movimiento a la imagen. El caballo era marrón oscuro por lo que era la única forma de darle un poco de contraste a la imagen. Para mí la fotografía es un compendio de muchos puntos clave y me resulta muy importante la toma inicial y todos los detalles que se hallan en ella. No me importó gastarme mucho más dinero en la ropa o como agradecimiento al dueño de la granja por dejarme hacerme fotos con sus caballos puesto que es un momento que se que jamás se volverá a repetir y encuentro muy importante cuidar cada pequeño detalle. Quise contar una historia sobre una susurradora de caballos, centrarme en ese momento clave en el que el caballo y yo comenzábamos a reconocernos mutuamente de alguna manera. Representar el vínculo entre el animal y la persona y llevarlo casi a una secuencia de película congelada pero sin llegar a serlo puesto que también me gusta darle un aspecto de pintura, jugar con las texturas de la piel del caballo y de la mía.

Sólo queda agradecer a Rebeca su participación y su generosidad al compartir tantos detalles (y os invistamos a revisar su web). Y os recordamos que podéis seguir compartiendo vuestras mejores fotos en nuestro grupo de Flickr.

Comentarios cerrados
Inicio