A esto nos arriesgamos los fotógrafos: a romper el objeto o producto fotografiado

A esto nos arriesgamos los fotógrafos: a romper el objeto o producto fotografiado
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Los accidentes se producen. Todos sabemos que por mucho cuidado que tengamos a veces es inevitable cometer un descuido, un pequeño error que, en ocasiones, puede darnos un disgusto importante. Esto es, precisamente, lo que le ha sucedido al fotógrafo y escultor británico Jonty Hurwitz, a quien podéis ver en la imagen que abre el post.

Ante todo, Hurwitz es un auténtico artista. Pero en ningún caso, sencillamente, uno más. Y es que tiene una habilidad que ha conseguido desarrollar gracias a su formación técnica: puede esculpir representaciones diminutas del cuerpo humano empleando una técnica conocida como «nanopintura». El resultado son unas esculturas excepcionalmente detalladas cuya altura no supera las 100 micras, y que se pueden colocar sobre un pelo, por lo que algunas de ellas son invisibles al ojo humano y deben contemplarse a través de un microscopio. Debajo de estas líneas tenéis una de las asombrosas esculturas de Hurwitz.

Un accidente desafortunado

A este peculiar artista le gusta documentar su trabajo fotografiando sus esculturas, pero, dadas sus diminutas dimensiones, se ha visto obligado a recurrir a un laboratorio provisto de un microscopio electrónico y la técnica fotográfica adecuada. La catarsis surgió de improviso cuando el técnico que estaba fotografiando la figura «Trust» se vio obligado a realizar algunos ajustes en el microscopio electrónico.

Hurwitz2

Una vez completados, él y Hurwitz se dieron cuenta de que la escultura había desaparecido, hasta que, tras buscarla un buen rato, Hurwitz se percató de que en el lugar en el que habían colocado la diminuta obra de arte había una huella. «Te has cargado una de las obras de arte más pequeñas jamás realizadas». Eso le dijo en ese momento el escultor al fotógrafo.

Hurwitz invirtió un año completo de trabajo en el modelado de «Trust». Este suceso es interesante por todas sus peculiaridades, pero de alguna forma refleja el riesgo que asume un fotógrafo cuando captura una obra de arte, especialmente si se trata de una tan extremadamente frágil como las esculturas de Hurwitz. Una sugerencia: si no conocéis la obra de este artista, echad un vistazo a su página web. No tiene desperdicio. Y, de propina, si os defendéis con el inglés no os perdáis el vídeo que os dejo debajo de este párrafo. En él el propio Hurwitz nos cuenta cómo es su trabajo y de qué forma se produjo el accidente del que acabo de hablaros.

Vía | Imaging Resource | The Independent
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