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Y el Óscar a la mejor fotografía es para Birdman

Y el Óscar a la mejor fotografía es para Birdman
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Reconozco que desde que vi la película Birdman (incluso el trailer) estaba deseando ponerme a escribir sobre ella, quizá me faltaba una aprobacion a su excelente fotografía, lo cual ha llegado en forma de Óscar. De esta manera, el film visualmente más hipnótico de los últimos años, que también le ha supuesto a Iñárritu alzarse con el premio al mejor director, nos da pie a que analicemos más a fondo su estructura y su puesta en escena tan especial.

Puesta en escena es precisamente lo que hace atractiva la película Birdman y cómo esa escena, ese escenario por donde se mueven vertiginosamente los personajes, se vuelve junto con Keaton, protagonista indiscutible de un film que nos agarra desde sus primeras notas visuales.

Narrativamente nos encontramos con un (falso) plano secuencia infinito aunque cortado en determinados planos, que no nos deja respirar como espectadores (salvo en algunos momentos donde nos dispersamos), ya que la cámara persigue a los personajes por el edificio del teatro y también en localizaciones como Times Square, lugar además muy concurrido apoyando aún más la idea de horror vacui sensorial. Y todo ello perfectamente acompañado por una música que va marcando a ritmo de percusión cada secuencia.

Presentar una trama que se basa en un rol teatral y fijar un guión apoyado en un plano secuencia más o menos lineal cronológicamente en el tiempo no es algo nuevo en el cine, salvo que en esta ocasión lo que hace que el ritmo no decaiga es ese fluir de las escenas que se suceden unas tras otras, gracias a una cámara que no deja de moverse entre los recovecos de bambalinas y del propio escenario. Una cámara que además consigue una sutileza extrema en algunas secuencias y que es capaz que enlazar la noche con el día con planos que, desde la calle, se acaban colando por la ventana del camerino del protagonista al amanecer.

Como espectadores, esa comicidad en el guión y ese movimiento de la cámara, la cual no hace sino bailar al son de las pulsiones de unos actores que tienen que poner su mejor sonrisa cuando el patio de butacas se levanta en aplausos, es lo que nos mantiene pegados al sillón sin haber probado bocado a las palomitas. Es una película que consigue que queramos saber qué genialidad se esconde a la vuelta de la esquina, que consigue que estemos impacientes por ver a dónde nos conducirá esa cámara.

Su director de fotografía Emmanuel Lubezki

Al final el estrés al que están sometidos los personajes se termina proyectando en nosotros, que ni tan siquiera podemos descansar en ese impasse que supone el vuelo de Birdman sobre las calles de Manhattan. Indiscutiblemente el trabajo de Iñárritu es prácticamente impecable como director, sobre todo como director de actores ya que no sólo Keaton sino Norton o la propia Emma Stone están fantásticos, pero aquí lo que nos importa es Emmanuel Lubezki que nos atrapa con su frenética fotografía.

Emmanuel Lubezki, o el Chivo como le conocen en la profesión, consigue con este premio su segundo Óscar, el primero fue con Gravity, consolidando así una carrera que le ha llevado a trabajar con directores como Tim Burton o Terrence Malick, visualmente también muy potentes en sus películas, y que le ha hecho estar presente en la ceremonia como nominado en cinco ocasiones más. De esta manera vemos que es un director de fotografía al que las películas experimentales, como El árbol de la vida, y como esta "Birdman" le van como anillo al dedo.

En resumen

Si no habéis visto esta cinta, os recomiendo encarecidamente hacerlo, más allá del descoloque que supone para algunos su puesta en escena y su guión, visualmente es una fuente inagotable de recursos para la inspiración. Nos hace comprender que las reglas se pueden romper, que un producto puede ser bueno más allá de las extravagancias y locuras de un director que, con su valentía, nos hace disfrutar del poder que tiene la imagen en el mundo del cine.

No os la perdáis ahora que estará más de moda que nunca y que será objeto de conversación aunque sólo sea en el día de hoy. Un film para ver en más de una ocasión, para saborear cada secuencia y para dejarnos llevar por una cámara que nos hace protagonistas metiéndonos de lleno en el gran escenario que supone esta nueva revisión al crepúsculo de los dioses.

En Blog de cine Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia)

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