Sigma 120-300 mm f/2.8 DG OS HSM S, análisis

Sigma 120-300 mm f/2.8 DG OS HSM S, análisis
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Hemos tenido la oportunidad de probar este gran teleobjetivo zoom de la gama S, denominación que llevan los objetivos específicos para fotografía de deportes de Sigma, y vamos a contaros qué nos ha parecido.

Como ya os contamos el año pasado durante el Photokina, se trata de un objetivo de altas prestaciones que ha sustituido al modelo de 2011. Cuenta como principales bazas con su gran luminosidad de apertura máxima f/2.8 en todo el rango focal, construcción robusta y con sellado para el agua y polvo, motor de enfoque ultrasónico, dos modos de estabilización y personalización de la velocidad de enfoque a través de un anillo USB.

h2. Sigma 120-300 mm f/2.8 DG OS HSM S, un objetivo de altos vuelos

El Sigma 120-300mm f/2.8 DG OS HSM S se sitúa en el rango de objetivos profesionales con un precio que ronda los 3.500 euros, unos mil más que su antecesor.

La unidad que hemos probado montado sobre una Nikon D7000

En Xataka Foto, hemos podido probar la versión para Nikon, aunque lamentablemente sin el anillo programador por USB – a la venta por separado - que sin duda será una característica interesantísima y muy útil que permite hacer perfiles de usuario, seleccionables con un botón, para la velocidad e incluso predefinir las posiciones del enfoque.

Aunque es un objetivo pensado para cámaras DSLR full-frame de la más alta gama profesional, también es perfectamente válido para el formato “menor”.

En las pruebas he tenido que utilizar mi Nikon D7000, que como sabéis es una cámara de formato APS-C, de modo que ya no he usado ningún tipo de teleconversor. Lógicamente esto beneficia los resultados obtenidos (nos quedamos con el recorte de la parte central del círculo de imagen del objetivo, donde da su mayor calidad óptica) aunque, por otra parte, hicimos trabajar más intensamente al sistema estabilizador.

h2. Diseño y construcción

Sigma 120-300 mm f/2.8 DG OS HSM S

Lo primero que nos llama la atención de este teleobjetivo es su diseño y acabados externos. Se nota que Sigma ha puesto toda la carne en el asador para dar a luz – nunca mejor dicho – a su nueva obra resolviendo este apartado de manera intachable.

Sólo hace falta desembalarlo, observarlo durante unos segundos y accionar sus controles para darnos cuenta de la robustez general de esta pieza de ingeniería.

Por desgracia, no es lo único que notamos de manera inmediata, ya que incluso antes de abrirlo nos damos cuenta de su elevadísimo peso de 3,4 kgs. Pero no se puede tener todo y aquí el fabricante ha preferido apostar por calidad de imagen, luminosidad y zoom, renunciando a la ligereza.

Aún a pesar de este –ligero- problema de sobrepeso, el aro de sujeción para trípode sostiene el objetivo de manera firme y balanceado, eso sí, necesitaremos una rótula apropiada en nuestro trípode. Cuenta además con un sistema de extracción y rotación bastante cómodo para mi gusto.

Sigma 120-300 mm f/2.8 DG OS HSM S

De todos modos, no olvidemos que un tele fijo como por ejemplo el Nikkor 300mm f/2,8G ED VR II ya está en casi 3 kgs, siendo mucho más caro y sin zoom, y que un peso elevado hará más estable al conjunto, reduciendo posibles vibraciones y movimientos bruscos que puedan provocar fotos trepidadas. Porque además, seamos sinceros, al fin y al cabo casi siempre usaremos este tipo de objetivos con un monopié o un trípode con una Wimberley.

Disparando a mano, me ha parecido que me salía una nueva hernia discal, pero he de decir que no es imposible. En un monopié su manejo es magnífico aunque si no estás acostumbrado a usar grandes teleobjetivos con zoom, el anillo de enfoque queda un poco lejos, pero una vez que te acostumbras no es ningún problema.

Está sellado y por tanto es resistente a salpicaduras y polvo, lo cual es muy importante para trabajar en ambientes polvorientos y con viento o bajo la lluvia – por mucho que pongas fundas impermeables –.

El tacto de los anillos de zoom (interno éste, como es lógico) y de enfoque me ha parecido sublime desde el primer momento. Los botones son correctos y me han transmitido la misma sensación que los habituales en otros objetivos de gama alta de Sigma o Nikon.

Sigma 120-300 mm f/2.8 DG OS HSM S

En definitiva, mecánicamente todo parece estar exactamente donde se supone que debe estar en este objetivo y da una agradable sensación de precisión y resistencia, algo que lamentablemente no es tan habitual como debiera en el mercado, especialmente si hablamos de teleobjetivos zoom.

Al ser negro y de carcasa metálica, se calienta mucho si lo usas desnudo a pleno sol de verano, aunque a mí no me ha supuesto un gran problema más allá del sudor, y eso que estaba a casi cuarenta grados y a pie de asfalto en un circuito. No obstante, en esas circunstancias yo recomendaría usar una funda de neopreno de esas que suelen ser de camuflaje o de un color más claro.

Respecto a los accesorios, incluye un estuche de transporte con correa, que no es ni más ni menos que el típico estuche de Sigma pero en tamaño gigante, que he de decir que personalmente me gustan mucho. Por supuesto, también trae un parasol de aluminio, el anillo de sujeción rotatorio, una correa y las tapas.

También mencionar que es compatible con filtros de rosca de 105 milímetros.

Sigma 120-300 mm f/2.8 DG OS HSM S

El parasol es de metal y con bloqueo mediante tornillo manual.

h2. Rendimiento

La gran baza de este objetivo es que, siendo un gran teleobjetivo rápido de luminosidad f/2.8, dispone de un muy conveniente zoom que va desde los 120 a los 300 milímetros de focal.

Hasta ahora no había probado ningún gran teleobjetivo así de versátil y he de decir que es una auténtica gozada poder disparar en todo ese rango, con un ISO bajo o mínimo, enfocando perfectamente objetos en movimiento, con una calidad de imagen de primer nivel y sin que aparezcan fotos movidas.

La velocidad y precisión de enfoque me han sorprendido gratamente. Es un punto crítico en un teleobjetivo para deportes y puedo asegurar que funciona muy bien.

Este sistema HSM de motor ultrasónico, combinado con el sistema de seguimiento 3D de Nikon los resultados son magníficos y permite obtener fotografías con el punto de foco clavado donde queremos de una manera cómoda. Me ha parecido muy rápido y preciso, además de silencioso.

Sigma 120-300 mm f/2.8 DG OS HSM S

Cuenta con un botón de limitación del enfoque, con tres posiciones: rango completo, hasta 10 metros y de 10 metros a infinito. Algo que en la práctica resulta muy cómodo, especialmente si estás haciendo fotos muy de cerca, ya que cuando se va el enfoque a infinito es muy incómodo tener que recuperarlo manualmente (al AF le cuesta) y de ese modo lo evitamos.

Por su parte, el estabilizador me ha parecido bastante bueno y cuenta con dos modos de funcionamiento: uno para estabilizar los movimientos normales disparando a pulso y otro pensado para fotografiar sujetos rápidos en movimiento, como ocurre en deportes de motor o en fauna salvaje.

Además, las funciones de estabilización son ajustables con el USB-dock que ya hemos mencionado. No hemos podido probar de qué se tratan esos ajustes, pero es un tema que promete mucho.

Sigma 120-300 mm f/2.8 DG OS HSM S

El accesorio USB-dock y el software para personalización de las funciones OS y AF.

Aunque si usamos un trípode, normalmente lo desconectaremos, pero es muy valioso para disparar con un monopié y siguiendo a los sujetos en movimiento. Gracias a esto podréis olvidaros de esas fotos en las que congelamos incluso el movimiento de las ruedas del coche para evitar que nos salga movido, disparando un poco más lento sin ningún problema.

Aunque está diseñado pensando en su uso para deportes, sus características lo hacen igualmente apropiado para fotografía de naturaleza, automoción, fauna, etc.

h2. Calidad de imagen

La calidad de imagen también me ha sorprendido para bien. Al tratarse de un zoom, reconozco que tenía mis prejuicios y esperaba muchas más aberraciones cromáticas, distorsión y peor transferencia.

Sigma 120-300 mm f/2.8 DG OS HSM S

Este Sigma produce imágenes muy nítidas y contrastadas – similar a un fijo – en todo el rango, comportándose especialmente bien en su focal más larga, los 300 mm. Realmente las aberraciones cromáticas están muy bien controladas y la nitidez de las líneas incluso a diafragma f/2.8 es magnífica.

Si utilizamos el duplicador de Canon – que sin duda es el mejor – parece ser que esas aberraciones cromáticas sí aparecen, no obstante. Pero para esto, habría que probar a fondo también con los teleconversores de Sigma, Canon y Nikon y utilizando cuerpos de sensor full-frame.

El viñeteo es quizá la más notable de sus imperfecciones ópticas, aunque a juzgar por los resultados yo diría que está fenomenal. Recordad que lo he probado con una cámara de formato APS-C, de modo que la mayor parte del viñeteo se queda fuera del formato. A 120 hay poco y a 300 mm es más acusado.

Sigma 120-300 mm f/2.8 DG OS HSM S

Viñeteo en los dos extremos del rango focal.

Ofrece también una distorsión bajísima, como es lógico en un teleobjetivo, casi inapreciable a 300 mm y prácticamente inexistente a 120 mm. Buen trabajo, por tanto, de los ingenieros de Sigma también en este aspecto.

El diafragma es de última generación, y con eso me refiero a que consta de nueve hojas redondeadas, lo cual permite que los destellos desenfocados tengan una perfecta forma circular y en general el bokeh sea de mejor calidad.

Sigma 120-300mm f/2.8 DG OS HSM S

En cuanto a calidad, sólo tengo buenas palabras para este objetivo, puesto que aunque no llegue al rendimiento óptico de los buque insignia de Canon o Nikon – hablando de teleobjetivos fijos luminosos – sí que diría que se queda realmente cerca, pero con la gran ventaja de tener un rango focal de 120 a 300 mm.

Echad un ojo a la matriz de transferencia y veréis que tiene muy buena pinta, especialmente en su focal más larga.

MTF - Sigma 120-300mm f/2.8 DG OS HSM S

h2. Conclusiones y valoración

Resumiento, creo que este teleobjetivo para deportes tiene muchos pros y pocas contras. Entre los primeros, me gustaría destacar la versatilidad de su zoom 120-300 mm, su luminosidad de f/2.8 constante en todo el rango, su enfoque rápido y preciso (que además es programable si adquirimos el anillo USB), su calidad de construcción, su sistema estabilización y sobre todo su precio.

Sigma 120-300mm f/2.8 DG OS HSM S

En la parte negativa o mejorable, es destacable que la distancia mínima de enfoque varía en función de la focal, así como su desventaja respecto a los objetivos _prime_ de Nikon y Canon en cuanto a enfoque y peso, algo que como digo se compensa en precio y versatilidad.

En definitiva, me ha parecido una muy buena opción. Como yo suelo decir, la compra más inteligente es la más ingenieril, es decir, aquella que te proporciona la mejor relación calidad/precio o rendimiento/precio. Y sin duda, el Sigma 120-300 mm f/2.8 DG OS HSM S es una gran apuesta si te dedicas a la fotografía deportiva.

Aunque podéis ver más en nuestra cuenta de Flickr, os dejo a continuación una galería con fotos de muestra que he realizado durante unos días con este objetivo y, como decía, una Nikon D7000:

Este objetivo ha sido cedido para el análisis por parte de Reflecta. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.

Fotos de muestra | Flickr Xataka Foto, por Santiago Díaz Más información | Sigma

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