Por qué el vídeo RAW aún no es viable para cámaras de consumo

Por qué el vídeo RAW aún no es viable para cámaras de consumo
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El vídeo RAW se ha visto catapultado en los últimos años de la mano de Blackmagic y de Magic Lantern, el hack para ciertas cámaras Canon. Ello ha hecho que dicho formato haya pasado a estar en boca de muchos aficionados avanzados y profesionales del sector, así como diversos blogs. No obstante, pese a ser una característica llamativa, vamos a ver por qué el RAW no tiene en vídeo el mismo calado que en fotografía.

Teras y más teras de datos

Ssd

Éste suele ser el concepto que mejor se entiende. El vídeo RAW ocupa mucho espacio, no en vano recordemos que hablamos de entre 24 y 30 fotografías RAW por segundo. Por ejemplo, una Blackmagic hablamos de 120MB/s, y eso que tiene cierta compresión. Esto significa que un minuto son más de 7GB de datos. Un SSD de medio tera, nos da para poco más de una hora de vídeo.

A esto tenemos que sumar dos cosas: lo primero es que siempre queremos una copia de seguridad de nuestros datos, que implica duplicar dos veces lo que almacenemos en el SSD que empleemos en la cámara (y que borraremos tras su uso). Y segundo, necesitaremos un buen sistema de almacenamiento, con RAID o SSDs para poder llevar tal tasa de datos, vía Thunderbolt.

En costes, esto supone que arrancar con vídeo RAW nos supone, si queremos hacerlo con seguridad y cierta velocidad, un gasto en almacenamiento inicial de unos 1.000 €. Desde ahí, tocará comprar unos cuantos discos duros al año. A los precios actuales, aún supone un gasto muy elevado.

Un ISO, más accesorios y limitaciones

Una característica a menudo ignorada del vídeo RAW es que solo existe un ISO. Por ejemplo, las Blackmagic BMCC disparan a ISO 800. Es cierto que disponen de un selector de ISO, pero no os confundáis: son metadatos, no existe una ganancia interna. En su lugar, se almacena una sobreexposición o subexposición de tantos pasos como pongamos. En definitiva, es lo mismo que hacerlo en post-producción, salvo que en cámara al revisar los vídeos los veremos bien expuestos.

Generalmente, el ISO nativo se sitúa entre 800 y 2000 en cámaras RAW. Esto supone que de día, vamos a necesitar filtros ND, y a poco que nos falte luz, deberemos iluminar. Y es que si damos el salto a cámara RAW, debemos partir de la base de que iluminamos a la perfección, para sacarle todo el rendimiento. Además, las populares Blackmagic no son amigas de la subexposición, y su ruido en las sombras dista de ser atractivo.

Un ordenador para gobernarlos a todos

Macpro

Otro handicap que muchos conocen, es que vamos a necesitar un buen ordenador para editar vídeo en RAW. Todo sea dicho, las Blackmagic no requieren tanta potencia bruta, pero no esperes poder etalonar en un PC de gama baja-media. Si hablamos de RED o las Sony, ya nos metemos en un berenjenal del que solo nos sacan equipos de muy alto presupuesto. Si, además, es una producción profesional, con efectos en chromas y 3D por ejemplo, ya no os cuento.

Conclusión: No es país para RAW

Noes

Todos queremos ser cineastas, pero ni siquiera todo el cine se graba en RAW, tan solo aquel del que más oímos hablar. Tampoco los documentales o programas de televisión, algunos de una calidad brutal, se graban con este tipo de cámaras. Solo documentales y series de muy alto presupuesto, aparte del cine, emplean este tipo de cámaras.

Tened en cuenta que si para las productoras, con presupuestos que distan de sus ideales tanto como de nuestras carteras, el RAW no es viable, la lógica nos dice que mucho menos aún lo es para nuestra deteriorada economía.

Hay unos pocos casos donde puede ser la mejor opción, y tenemos que tener claro cual es el tipo de producto que hacemos. Cuando la producción tiene como único objetivo mostrar una calidad de imagen y etalonaje de alto standing, sin mayores complicaciones, sin actores, sin sets, sin chromas, entonces puede ser una buena opción para un operador. Para vídeos por ejemplo arquitectónicos, de paisajismo o videobooks de modelos.

Si nuestra vida van a ser cortos, series, u otros productos que queremos vender a televisión, puede estar justificado, aunque es innecesario. Si no tenemos una vía de financiación clara, lo mejor es evitarlo. Y es que se os va a ir presupuesto en muchas otras cosas, como sonido o iluminación. Y si no cuidáis todos los elementos por igual, os quedará una producción descompensada, algo nada recomendable.

En definitiva, no os volváis locos con el RAW en vídeo. En un futuro, puede ser una mejor opción, pero a día de hoy las cámaras RAW son solo una golosina para los consumidores de a pie, que sigue estando lejos de la polivalencia que una pequeña productora o un operador de cámara puede exigir. El vídeo que cámaras como la Panasonic GH4 o la Sony A7s entregan es de muy buena calidad, especialmente cuando tenemos en cuenta que nuestro principal medio de difusión es la web. Y su polivalencia, es infinitamente mayor.

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