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Barbecho fotográfico, ¿lo practicas?

Barbecho fotográfico, ¿lo practicas?
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Se denomina barbecho a la tierra que no se siembra durante uno o varios ciclos vegetativos, con el propósito de recuperar y almacenar materia orgánica y humedad. También se refiere simplemente a la tierra que se deja descansar por uno o varios años. Durante el tiempo que permanece sin cultivar es sometido a una serie de labores con objeto de mejorar su predisposición al cultivo.

Barbecho, según la Wikipedia

Se denomina barbecho fotográfico al periodo de tiempo que dejamos pasar entre la toma de la fotografía y su selección, procesado y publicación. Durante el periodo de barbecho, las capacidades técnicas y creativas del fotógrafo se van desarrollando, así como su experiencia. El barbecho fotográfico tiene como objeto evitar que grandes fotografías queden enterradas en nuestro disco duro por no saber reconocerla entre otras mediocres, o evitar que la destrocemos con un procesado del que más adelante, cuando sepamos más, nos podamos arrepentir.

Barbecho fotográfico, según Xataka Foto. ¡Toma ya!


Sólo hago fotografías en salidas o viajes puntuales. Al llegar a casa vacío las tarjetas en su carpeta correspondiente, y durante ese día y los siguientes las reviso, editando aquellas que creo que merecen la pena, que serán las que suba a flickr o a mi fotoblog. Sin embargo, a veces también suelo revisar aquellas carpetas de fotos que tomé hace meses o incluso un par de años, y en ocasiones es una experiencia de lo más interesante. ¿No es genial descubrir una foto buena en la que antes nunca habías reparado? ¿No es genial sentirte ahora capaz de procesar una foto con la que antes nunca conseguiste el resultado que buscabas?.

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Todo tiene una explicación lógica. Hoy posiblemente tengo un criterio mejor formado que hace un par de años respecto a qué fotografías me gustan y cuáles no, de las que me aburren y las que tienen algo especial. Y probablemente, dentro de otro par de años, mi visión y criterio habrán seguido madurando, o al menos cambiando. Respecto al postproceso, ocurre algo parecido. Hace un tiempo, si quería pasar una fotografía a blanco y negro, la desaturaba, sin más. Como mucho le daba contraste. Ahora ya sé usar el mezclador de canales, editar una fotografía por zonas, rescatar información de las sombras, o simplemente, consigo llegar al resultado buscado con más facilidad. Sabiendo esto, ¿no es lógico tratar de sacarle partido?.

Obviamente, el placer de venir de un viaje y ponerte cuanto antes a editar las mejores fotos no tiene precio. ¡Estás deseando ver tus fotos editadas y publicadas!. Sin embargo, en ocasiones, al cabo del tiempo, y tras revisar una y otra vez esa carpeta seleccionando y editando las mejores, apenas encuentras ya otras fotografías realmente buenas, o te resultan repetitivas, o tal vez sigues sin conseguir el procesado perfecto en algunas que sí te gustan, y ya te empieza a cansar. Como ya debes estar suponiendo, ¡ese es el momento de poner tus fotos en barbecho! No tengas miedo de dejar esa carpeta al margen un tiempo, unas semanas, unos meses, o lo que haga falta. Sigue haciendo fotos nuevas, y sigue editándolas con normalidad, como si nada. Paciencia.

Barbecho fotográfico

Al cabo del tiempo, cuando tengas un rato o te sientas inspirado, vuelve a la carpeta que dejaste en barbecho, revisa aquellas fotografías que te llamen la atención, y trata de procesar esas que antes nunca supiste editar como querías. A lo mejor descubres con agrado que algunas tienen una composición muy buena, o que algunos momentos capturados eran realmente valiosos, o que por cosas del destino, ahora se han alineado los astros para que con sólo un par de ajustes, esa foto sea por fin la que tuviste tanto tiempo en mente. Con un flujo de trabajo correcto y programas como Adobe Lightroom, que permiten tanto editar como catalogar tus archivos originales, esta tarea es realmente ágil.

Para conseguir la fotografía de nuestra vida tienen que pasar varias cosas: Que al hacer click capturemos una imagen maravillosa con nuestra cámara, que luego la sepamos seleccionar entre otras, y por último, que la revelemos o procesemos digitalmente como merece. Lo primero, aunque requiere un aprendizaje, puede ocurrir desde el momento que estrenamos nuestra cámara, con algo de suerte. Lo segundo y tercero, rara vez ocurre por azar.

En línea con todo lo anterior, un consejo más. Jamás borres fotos de esas carpetas en las que crees que ya no hay nada aprovechable. Dales uno, dos, tres ciclos de barbecho fotográfico, o tantos como la capacidad de tu disco duro te permita. Piensa siempre que tal vez has hecho una foto maravillosa y aún no la sabes ver. Merece la pena.

Fotografías | Jose OHM y Grego

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